sábado, 23 de abril de 2011

LA FISICA DE PARTICULAS SE PONE EN ORBITA PARA CAPTAR RAYOS COSMICOS

El transbordador Endeavour
Dentro de unos días llegará a la Estación Espacial Internacional un gran detector de rayos cósmicos, el AMS.  Termina así un largo periodo complementado con un retraso de varios años de un desarrollo azaroso, con varios años de retrasos, cancelaciones y problemas técnicos, de este ambicioso proyecto internacional, que cuenta con una notable participación española. El lanzamiento desde el Centro Espacial Kennedy (Florida), a bordo del transbordador Endeavour en su última misión, está previsto para el próximo día 29.




¿Que es el AMS?

 
El detector de rayos cósmicos (AMS)
El AMS (siglas en inglés de Espectrómetro Magnético Alpha) es un aparato de seis toneladas y media que, instalado en el exterior de la ISS, registrará la radiación cósmica, en concreto las partículas y núcleos atómicos cargados eléctricamente. Su líder es el premio Nobel Samuel Ting, del Massachusetts Institute of Technology (MIT) aunque pasa casi todo su tiempo en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN, junto a Ginebra. En total colaboran en este proyecto unos 600 científicos, ingenieros y técnicos de 60 instituciones de 16 países, destacando las aportaciones del Instituto de Astrofísica de Canarias y de varias empresas en España, en especial EADS-Crisa.
¿Para qué va a servir?

El detector "medirá la composición y los flujos de los rayos cósmicos, esencialmente núcleos de átomos (sobre todo protones) que penetran en la atmósfera de la Tierra con una frecuencia de unas mil partículas por segundo y por metro cuadrado, tras viajar a través del universo durante millones de años", explican los físicos del Ciemat. Al estar en órbita, a más de 300 kilómetros de altura, el AMS podrá detectar esos rayos cósmicos antes de que colisionen con la atmósfera terrestre, enmascarándose sus propiedades. Uno de los objetivos originales más atractivos del detector consistiría en buscar el rastro de la antimateria y sus responsables señalan que reconocería un antinúcleo entre millones de núcleos de materia. El AMS buscará también señales de la enigmática materia oscura que supone el 23% del cosmos.
Además, el aparato servirá para tomar datos de la radiación a la que estarían expuestos los astronautas que hiciesen en el futuro viajes interplanetarios prolongados. El coste de materiales del AMS asciende a unos 250 millones de euros, de los que España aporta 11,5 millones.

Toda información que provenga de los rayos cósmicos nos facilitaría información clave sobre estrellas, galaxias...y sobre todo, el Big Bang. Además podriamos obtener más información sobre el neutrino esa partícula sin carga de la cual sabemos muy poco debido a su baja interacción con otras.

jueves, 21 de abril de 2011

CONTROL DE LA MALARIA MEDIANTE MOSQUITOS TRANSGENICOS

¿Qué es la malaria?

La malaria o paludismo es una enfermedad causada por un protozoo denominado "plasmodium". La malaria es una enfermedad parasitaria ya que se da una relación biologica entre un parasito (plasmodium falciparum) y un huesped que es el humano. Este protozoo se transmite de un cuerpo enfermo a otro sano mediante un organismo vector, un género mosquito llamado "anopheles".  Esta enfermedad que es transmitida uunicamente por mosquitos anopheles hembra afecta a 300 millones de personas cada año y mata a unas 800.000 -niños más de la mitad. Las posibilidades de cura, hasta el momento, se reducen al uso de medicamentos profilácticos costosos y con efectos secundarios no despreciables y el uso de potentes insecticidas para eliminar los mosquitos con consecuencias ecológicas graves ya que el exterminio no diferencia las especies de insectos nocivos de los que no lo son.





Guerra biológica

Mosquito anopheles

Científicos británicos y estadounidenses presentan los resultados satisfactorios de unos experimentos que abren la puerta a otra estrategia de lucha: la difusión de insectos inhabilitados, por ingeniería genética, para transmitir la enfermedad. Sería una forma de guerra biológica, pero controlada, sin afectar a especies ajenas a la malaria.
La formación de mosquitos transgénicos no es algo nuevo ya que ya se habían logrado con una capacidad muy limitada de transmisión de la enfermedad pero la modificación del ADN desaparecía rápidamente en la población de insectos al no conferir ninguna ventaja a los transgénicos frente a los naturales.

¿Cómo se logró?


Para empezar hicieron, en el laboratorio, una población de mosquitos con un gen que produce un marcador verde fluorescente para facilitar la identificación de los insectos en el experimento. A continuación permitieron que se mezclaran con esta población inicial unos cuantos mosquitos con otro cambio en su ADN, esta vez el importante para el experimento, cuyo efecto es inactivar permanentemente el gen de la fluorescencia verde. A la hora del recuento comprobaron que, si en la población inicial más del 99% mostraban la coloración del marcador, tras doce generaciones, ese porcentaje se había reducido a menos de la mitad, es decir que la modificación capaz de anular el gen de la fluorescencia se estaba extendiendo. El éxito del experimento indica que es posible utilizar esta técnica para propagar en poblaciones salvajes de mosquitos una modificación genética específica, por ejemplo que limite su capacidad transmisora de la malaria.
Los ensayos fueron basados en Anopheles gambiae, uno de los principales mosquitos implicados en la propagación de la enfermedad, y lo que han hecho es introducir en ellos una secuencia de ADN que no sólo inactiva el gen de la fluorescencia verde sino que al mismo tiempo inserta una copia de si mismo en su lugar. Y esto ocurre en las células espermáticas del mosquito, de manera que cuando se cruza, casi todos sus descendientes reciben ese fragmento específico de ADN, que poco a poco se va difundiendo por la población en sucesivas generaciones.
Este equipo científico (con participación de expertos de la Universidad de Washington en Seattle, EEUU) está ya trabajando en el siguiente paso, centrándose en genes que el mosquito necesita para su reproducción o para la transmisión de la malaria.

Opinión Personal.

Una vez más otro avance que nos viene de la mano de la increible y prolifacética biotecnología. Dicho avance podría ir disminuyendo cada vez más la población afectada por paludismo. Y es que si los experimentos tienen éxito, con esta tecnología se podría soltar en la naturaleza -en zonas donde la enfermedad es endémica- una cantidad reducida de mosquitos transgénicos que propagarían sus genes y se reduciría notablemente el número de mosquitos transmisores. Sería una forma barata, segura y altamente efectiva para luchar contra esta terrible enfermedad, la malaria